El qué dirán

15.01.2014 22:45

"Me pondría el vestido rojo, pero ya me lo vieron en la cena de primavera y van a pensar que no tengo nada más en el armario". "La comida está de muerte, pero no voy a engullir más que van a decir que soy una muerta de hambre". "Los hombres no demuestran sus sentimientos, los hombres no lloran". "Ni de coña voy al cine solo, para que piensen que soy un marginado o algo por el estilo". ¿Os suena? Muy cotidiano ¿verdad? Podría seguir poniendo situaciones hasta el infinito y más allá, pero seguro que con estos pocos ejemplos ya sabéis por dónde quiero ir. Tanta, tanta importancia le damos al dichoso "qué dirán", que ya a veces dudamos hasta de las bragas que nos vamos a llevar al día siguiente al gimnasio, no sea que las vean demasiado picaronas y se piensen que nos queremos tirar al monitor de spinning.

Y es que no somos conscientes de que estar pendientes del "qué dirán" nos hace crear un estado de dependencia y de inmadurez insano. Nos movemos por la vida esperando el dictamen de los demás sin ver que esto nos hace presos de la sociedad y nos convierte en seres claudicantes y manipulables según sean los caprichos e intereses de los que nos rodean, entregando nuestra creatividad, libertad, iniciativa a los otros, atándonos de pies y manos hasta quedar paralizados. Cuando dejamos de hacer las cosas que nos apetecen sólo por el temor al "qué dirán", terminamos dejando de vivir nuestra vida. Somos tan simples de miras que no vemos que aquél que nos critica es por excelencia un opresor y mangoneador que en el fondo o nos admira o nos envidia, pero que nunca nos ha querido (nota mental "a quien te juzgue no le importas un carajo y a quien le importas nunca te juzgará"). Quien se sienta a enjuiciar a los demás, como quien ve un partido de fútbol, es espectador de las proezas que él nunca se atreverá a hacer; un cobarde, vamos. Así que atrévete a ser diferente.

También es cierto que quienes están tan pendientes del "qué dirán" en el fondo lo que tienen es un problema de vanidad que les hace creer que todo el mundo está pendiente de ellos. Atribuyen a otras personas palabras y pensamientos inventadas por ellos mismos y que no se corresponden con la realidad. "¡Oye! Que si no eres ni famoso ni político ni de la realeza mírate tu ego o tu chifladura porque muy bien no estás. Tu vida no es tan importante". Y como último recurso, si tanto miedo da la crítica, lo mejor es quedarse en casa viendo como los demás sí que hacen cosas. "De tanto vivir al atisbo del "qué dirán" se quedó sin nada que decir por miedo a cagarla". Eso sí, luego que nadie se queje, porque ya se sabe que "quien no se atreve da paso a quienes sí lo hacen". Nadie, decididamente nadie que hizo grandes cosas le tuvo miedo al "qué dirán". Todo el que ha conseguido ser exitoso en algún dominio de la vida ha tenido que hacer algo diferente arriesgándose a ser mal visto por los demás. El resto, ni son pioneros, ni marcan tendencias; son simples seguidores, una manada de ovejas y borregos dejándose llevar.

Y es que yo soy del pensar que siempre que no hagas daño a los demás ni a ti mismo, el "qué dirán" debe quedarse sólo como un chascarrillo y no ser un grillete. Y que es mucho mejor rodearse de cuatro amigos que te acepten tal cual eres y que no te critiquen por ser tú mismo, que te apoyen en tus proyectos, retos, objetivos y te animen a dar lo mejor de ti para lograrlo, que no tener veinte personas alrededor y no saber en quien confiar. ¡He dicho!

"Sólo hay una manera para que no digan nada de ti: no hagas nada, no digas nada, no seas nada."

—————

Volver


Comentarios


contador de visitas web